Posiblemente sea el mejor comienzo de mes del ultimo año. Hace treinta y un días llegue a México y lo celebro en Puerto Morelos con catorce picaduras de mosquitos y rodeada de nuevos amigos; compartiendo con un equipo de buzos que bien saben cambiarían su piel por escamas. La libertad de poder volar te lo da el mar. Gracias al snorkel, aletas y un chaleco salvavidas, no es necesario ni siquiera saber nadar.
Cabe señalar que le pedí a Bruno (buzo) volver a mitad del camino, porque me dio miedo ver los cinco metros que me separaban de los corales, miedo real! No pude concentrarme en nadar, aun teniendo el snorkel, no domine mi propia respiración ni las ganas de querer sacármelo solo para gritar. Estaba feliz, nerviosa, extasiada y quería llorar, todo eso lo sentí con una diferencia de segundos. Tenía que hacer silencio pero mi corazón se acelero, la adrenalina me llevo al recelo y solicite regresar. Bruno con una paciencia eterna se tomo todo el tiempo para que aprendiera a hacerlo. Hacer que? nacer de nuevo? No, solo relajarme.
Una vez en la orilla, comencé a hablar con Don Sergio, dueño de unas lanchas, de esas que te sacan a pasear y te duplican el valor si no eres mexicano, esas mismas. Muy amable me dice: “Si te da miedo o te cansas entonces llévate un chaleco salvavidas, así me llevo yo a las abuelitas”.
¡No se diga más! Me presto uno de los veinte chalecos que estaban a la vista. Mi abuelita interior, mi goprocita mijita rica y yo comenzamos de cero. He aquí los resultados.
El que grabo los videos
La que los hizo foto
(…) Entonces sumergete mas profundo
Hasta ver los peces
Escucha sus lamentos
Ellos tambien nadan en ellos
No hay solo agua en su oceano
Bucear es huir
Sin que la huida sea cobarde.
Contacto para ser un pez en aguas abiertas o para hacer buceo en cenotes @trippydivers