Al norte de la capital, está un pequeño pueblito en donde el tiempo olvidó pasar. Mi lugar favorito de Colombia hasta ahora, nos recibió con su semana aniversario y con un Carmelo lleno de vida porque una hermana cambiaría su velo blanco por velo negro, dando el “sí” definitivo ante la iglesia con sus votos perpetuos (última foto).
Todos nos recomendaron salir a caminar de noche y eso ya sonaba extraño en un país en donde todos te traspasan sus miedos y no logran ver la belleza natural que existe, las hermosas personas que aquí viven y que como en todo el mundo existe el mal, pero por esos ángeles en la tierra es que sigue valiendo la pena viajar.