Sucedió que después de Raquira en Colombia, nos fuimos (con Flawer y Macarena) a Medellín y desde ahí nos movimos a un pequeño pueblito llamado Girardota (última foto), a conocer a los Hermanos Contemplativos del Carmelo. Era el último libro de Mariam para entregar y las diosidencias hicieron que llegáramos hasta ahí; porque así y solo así debía ser. Nos quedamos con ellos una noche, contemplando, admirando, aterrizando o quizás todo lo contrario. Juntando fuerzas para seguir volando, cada vez más alto. Continuamos el viaje, hacia el norte.
Nos quedamos tres días entre hamacas, carpas, árboles, mangos y cocos robados y el mar. Al fín llegamos al Parque Tayrona (fotos 1, 3, 4, 5, 6 y 7) y fue increíble recorrerlo, aunque bastante caro. Cansador como jamás lo imagine, pero todo el peso de la mochila valió la pena por la recompensa de sumergirte por completo en la naturaleza. La segunda foto es en Santa Marta, antes del llegar al Parque.
Y, no saqué más fotos. Desde este punto del viaje hasta terminarlo en Agosto, la cámara pasó escondida porque tenía tanto que aprender de la vida, fue tanto lo que me enseñaron y como mi corazón se abrió para recibir todo ese amor, que solo me dedique a vivir.
Todo el recorrido de la primera parte del viaje, está aquí.
Camping del Tayrona
Contemplativos de Girardota