>  Panama   >  Portobelo, Panamá ⑦⓪

Siempre he creído que cuando sales de la zona de confort algo se activa, algo pasa que tu cuerpo y mente se transforman para recibir cambios y estar preparada para ellos, si es que es lo que de verdad quieres. Nos volvemos más animales, más despiertos porque ya no estamos en un lugar conocido, porque no todo es tan lindo como imaginas, tienes que observar y leer a las personas que la vida te va presentando, porque si llegan a ti, increíblemente por algo es. Todo tendrá sentido con el tiempo, en el mismo momento es muy difícil darse cuenta.

 

Sucede también que muchas personas te transmiten sus propios miedos, pero tienes que creer en ti y más allá de eso, tienes que creer en el mundo y en lo que te tiene preparado para mostrar. Lo he dicho en muchas oportunidades pero no me canso de hacerlo: El mundo está lleno de personas buenas, por esas personas vale la pena viajar. Si claro, también hay malas, pero en todos lados las hay y no por eso nos quedamos encerrados esperando que la vida pase, si Dios hubiese querido que nos quedaramos quietos nos hubiese dado raices y no pies.

 

El 29 de Junio toque por primera vez suelo panameño y nos recibio nada mas que la familia de Carolinas (mamá e hija se llaman igual), nos sentimos privilegiadas porque nos fueron a buscar al aeropuerto y nos llevaron hasta Portobelo que era el destino final (casi 3 horas de recorrido), a los pocos minutos compartiendo parecía como si nos hubiésemos visto de toda la vida.  Nos quedamos en este carmelo nueve días, nueve increíbles días que hubiese querido fueran más; pero no se podía porque había toda una ruta que continuar. Gracias a Mariam conocí muchos carmelos, todos distintos y mágicamente especiales, pero este fue uno de los más significativos. Las carmelitas no saben lo hermosas que son porque claramente son de otro mundo, un mundo espiritual y tan conectado con el cielo, tan lindo y puro que cuando lo conoces, lamentas todo el tiempo que perdiste buscando el amor de Dios en otras cosas.

 

Cuando hablo de cambios, a esto me refiero, a ver la vida con ojos más lindos pero para eso, tu corazón realmente debe desear hacer el cambio. No hay otra manera, todo está en ti.

 

Colón es una ciudad que en los años noventas debió ser hermosa, hoy parece pueblo fantasma un poco peligroso, con casas abandonadas y con un color gris que cubre toda la ciudad. Pero es el puerto de llegada de muchas embarcaciones, entre todas esas, venía la Koranda. Nos encontramos después de muchos días y que bien se siente verla salir del contenedor para continuar la ruta. Aunque siempre será un auto, es también un integrante importante de este viaje.

 

Cuando las personas me preguntan cómo viajo sola, me gustaría explicarles que si quieres ayudar al mundo, vas creando una cadena de lindas personas que llegan a tu vida. Entonces, realmente nunca estas sola, ni aunque quieras estarlo. La vida, es mucho más bonita si es compartida.

 

PD. Además de visitar Ciudad de Panamá porque es preciosa, recomiendo en el norte ir a Isla Mamey e Isla Grande.