Y llegaba el mes más lindo del año, de la mano de la renuncia formal y definitiva a mi trabajo después 10 años creciendo juntos. Llegaba el momento de abandonar la casa de Valparaíso en el corazón del Cerro Placeres que me aguantó todos estos meses desde que volví de México hasta ese domingo primero del mes. Fueron seis meses de mucho trabajo para poder viajar cada vez más lejos! Porqué ese día, 1 de Marzo, comenzaba recién mi año. Dejaba de trabajar, al fin podía retomar la ruta y volver a manejar libre con la Koranda por todo América, pero se me olvido un pequeño detalle, “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes“: Hola Corona virus.
Estaba tan feliz que el mismo 2 de Marzo ya estaba arriba de un avión comenzando la primera travesía del 2020. Lo que jamás imagine es que quizás sea la última del año.
Partí al sur de Chile! a conquistar el Parque Nacional Conguillio, a 148km. de Temuco con la mejor compañía de Constanza y Fabio, dos nuevos amigos que conocí en Perú.
Conguillío proviene de “Ko-nqilliu” que en lengua mapuche significa “piñones en el agua” o “entre piñones” basándose en que abundan las araucarias y la existencia de lagos y lagunas (de esas que te dejan con la boca abierta) a los que rodean. Nombre perfectamente puesto, pues tres ladrones de piñones recorrieron el Parque recolectando los que encontramos por el suelo. Todo un tesoro!
La entrada tiene un valor de $4.000 CLP para adultos chilenos y $6.000 CLP para adultos extranjeros. Hay senderos marcados y aunque por un momento creí poder hacer la subida a Sierra Nevada (donde se puede ver el comienzo del río Blanco, el Lago Conguillío y el volcán Llaima de fondo) no pude, porque necesitas varios días para recorrer el Parque entero.
Me conformo con el pedacito que caminamos por mas de 11km, me conformo con haber visto esas araucarias bailar, esa cristalina laguna arcoíris (segunda foto) llena de verde y azul flúor, producto de la lava proveniente del volcán Llaima (que tiene una data de 320 años antigüedad según estudios con radiocarbono), me conformo con haber abrazado la araucaria madre de 1.800 años de edad. Ese fue un verdadero abrazo de amor.
Pasamos la noche en la cabañita del sueño de cualquiera (última foto) a los pies del Parque. Al despertar, el viaje ya había terminado.
Entonces volví a Santiago a retomar las despedidas, se acercaba el anhelado 18 de Marzo y con eso el aumento de contagios y con eso el posible cierre de fronteras y con eso algo que nunca imagine vivir; ya era oficial estábamos ante una pandemia mundial. Chile, cerró su aeropuerto el mismo día que yo tenía vuelo. Dios! esa manera tan especial que tienes de hacer chistes.
Qué pasará ahora? Pues seguiré trabajando en Chile (en un nuevo rubro) hasta que sea seguro volver a México para llegar hasta las boreales. La Koranda (nombre de auto que sigue en Playa del Carmen) y mi eterno deseo de recorrer el mundo, deberán aprender a esperar.
“A los pies del volcan, yacen ahora rocas encrespadas, retorcidas, dislocadas, detenidas en su gesto, como si humanas voluntades alli hubieran actuado”
Poema de Margarita Schultz: El Llaima