No estoy tan segura de que si todo esto ocurrió. Nos fuimos en Diciembre del 2009 a la costa de Curicó, por tres largos meses, a conocer la maravillosa unión entre el agua dulce y salada del Río Mataquito y el mar, en un terreno que tenía dunas, playa y las instalaciones del primer Parque Acuático que aparecía en mi vida. Rodeada de naturaleza, agradecí cada mañana despertar en esa carpa que fue nuestra casa por el tiempo que la aventura duro.

El proyecto no podía lucir mejor: caminatas al atardecer, exploraciones nocturnas, contemplación de estrellas, trekking y lo mejor: el kayak. Ese 27 de Febrero del año siguiente solo entendí la fragilidad de la vida, que va de la mano con el asombro ante la fuerza de la naturaleza. Luego de que bajamos del cerro no podía afirmar por completo, que estaba parada sobre lo que hace un par de horas se había transformado en mi mejor recuerdo.

El Tsunami del 2010 dejo sepultado este Parque Acuático que vive en mi y que no se ira nunca.