Un señor de una particular tienda de recuerdos del centro de Oranjestad, quienes trabajan con una artesanía que no se pinta y que es perfectamente hermosa, le pregunto a la Consuelo en que trabajaba, ella respondió que una tienda de mascotas.
Así comenzó la historia con Ricardo de 70 años, un argentino de Corrientes que en 1989 comenzó a vender esta artesanía y quien después de contarnos largas historias (de esas que te hacen crecer) nos invitó a su casa a conocer a sus encantadores animales; que van desde tortugas, loros, papagayos, perros, dos chocos, entre otros… hasta una bailarina cacatúa! La mayoría de los animales rescatados por contrabando.
Me quedo con lo último que nos dijo, antes de despedirnos: “Inventen carreras, vivan de lo que más les gusta”.