A 3.700 kilómetros del continente, está la isla soñada que siempre quise conocer, pero los pasajes siempre caros me lo impidieron por años! hasta que descubrí Vueloferta y seguí todas las promociones hasta que encontré un pasaje a $160 mil pesos chilenos.
La vida que se disfruta en la isla es el mismo estilo de muchas otras islas que he tenido la fortuna de conocer: Todo es más lento, el sistema siempre demora más, la vida es mucho más relajada, viven sin semáforos, sin mayores reglas legales y casi todo su mundo gira entorno al mar, disfrutan del sol, de altas temperaturas y practican mucho deporte (sobre todo surf). Lo que marcó la diferencia, es que en esta oportunidad hablaban mi idioma y pague todo con peso chileno, todo el resto me hizo sentir en el caribe, incluso en Bali.
Viví por 14 días en el Camping Mihinoa (vista en foto 3), impecable camping en el centro de Hanga Roa (único lugar poblado de la isla). La experiencia de sentir la lluvia en mi carpa, disfrutar de las altas temperaturas cómodamente, de poder nadar a metros de “mi casa”, de disfrutar los más lindos arcoíris que nacen y mueren en el mar (foto2) y poder darle la bienvenida al día con los colores del amanecer y la lluvia tropical (foto1), me hacen pensar en que volvería a la isla y sin duda, me quedaría en el mismo lugar.
Hay muchas cosas por hacer, pero lo primero es comprar el ticket en el aeropuerto o en Sernatur que está al lado de la única farmacia de la Isla. Este ticket vale $20.000 para los chilenos y puedes ingresar a todo el Parque Nacional Rapa Nui. Aunque para conocer mis lugares favoritos (foto 4 en Volcán Rano Kau y foto 6 del atardecer en Tahai) no necesitas este tickets, igual vale la pena comprarlo para conocer todo lo turístico posible. La isla en general si la podrías conocer fácilmente en dos días, pero creo que es una perdida de tiempo, energía y una falta de respeto a la palabra “conocer”. Nadie conoce nada en dos días, solo te llevas una idea de algo.
La ultima fotografía la sumo a mis recuerdos, porque con mi compañera de viaje: Angie Pickles, nunca habíamos visto la hermosa flor de donde viene el algodón.