Afortunadamente me quedé en el Hotel Cusco Jungle, el cual se encuentra a metros del Mercado de San Pedro. Un mercado real, con gente real, con comida real, con precios reales. No uno de esos que adaptan para que se llenen de turistas y todo termina siendo falso, como un espectáculo.
Si comparamos Chile con Perú, Perú es más barato. Un sol equivale a $220CLP y eso hace que todas las billeteras sean felices. Si comparamos Perú con cualquier país del Sudeste Asiático, sigue ganando Asia.
Además de artesanía local hay una gran variedad de platos típicos, jugos naturales, quesos, tipos de pan, verduras y frutas. En este gran mercado me encontré con gente durmiendo un poquito (foto 2 y 5) y personas tan trabajadoras como Don Roberto (foto 6), que lleva 55 años tejiendo para su país. La invitación es a detenerse, a no solo comprar porque sí, a comprar con consciencia, a entender que detrás de ese telar hay una historia hermosa que se muere por ser escuchada, porque ese minuto será eterno y ese telar tendrá un valor agregado único que no encontrarás ni en la mejor tienda de telares del mundo.
Me llamó la atención que existe un pasillo para carnes que no respetan la cadena de frío, un pasillo para artesanías, un pasillo para juguitos naturales, para las especias y medicina natural, y así todo ordenado.
Las fotos son un regalo para mi amiga Macarena, porque sé cuánto le gustó estar en este mercadito en su visita en el 2016.