Hay más de 900 moais en la isla, la mayoría viven inconclusos en Rano Raraku (foto3) que es en donde los construían desde el corazón del volcán. En este lugar solo encontramos tres moais mujeres, los únicos tres que realmente admire, el resto me parecían similares unos de otros.

A pocos metros de Rano Raraku, está Ahu Tongariki (foto 5, 6 y 7) que es la típica postal de los 15 moais juntitos. Vale la pena levantarse temprano para que a eso de las 08:30 hrs. comience el cielo a brillar con el amanecer. Me encanto sentir que juntarse a admirar el amanecer y atardecer (en Tahai) era tarea obligada de todos los turistas y locales, los mismos isleños reconocían que tampoco se cansaban de apreciar el cielo mágico de la isla.

Después de una semana en la isla, conocimos Anakena (foto 1 y 4) una de las playas más populares de la isla (no hay muchas) y lamentamos con Angelica no haberla visitado antes. Un increíble rincón de agua turquesa y arena blanca finita, que si arriendas un auto y llegas temprano, puedes encontrar vacía en su totalidad. En las idas a Anakena conocimos a Sebastian, el conductor del transfer tipo safari que por $7.000 te lleva y trae desde Hanga Roa, en distintos horarios para todos los gustos (Te Ao Tour).

Un día nos las dimos de ciclistas y para aprovechar el ticket comprado para recorrer todo el Parque Nacional (que es toda la isla) fuimos a las cuevas en Ana Kakenga, fuimos tan buenas ciclistas que conocimos una cueva de tres, sacamos la fotografía nro. 2 y nos devolvimos. Al otro día nos dolía todo, pero fue la cuota de deporte necesaria. Para todo lo demás puedes arrendar un Suzuki Jimny a $40.000 diarios en cualquier Rent a car.